Wilhelm Reich

Reich fue un discípulo rebelde de Sigmund Freud, conocido sólo en sectores especializados en psicología, psiquiatría y sociología, pero, a raíz de la “revolución” de mayo del 68, que marcó a la sociedad de esa época, sus ideas se difundieron entre los jóvenes, la mayoría de ellos sin conocimientos de psiquiatría y sexología, que las interpretaron erróneamente, como una invitación al libertinaje, al punto que Reich se convirtió en un gurú póstumo de esa generación. Sus libros, La Función del Orgasmo y La Revolución Sexual, publicados por vez primera en 1942 y 1945, se desempolvaron, tradujeron, reeditaron y pasaron al dominio del gran público. La Función del Orgasmo era la primera parte de El Descubrimiento del Orgón. La segunda, La Biopatía del Cáncer, solo la leyeron los muy interesados.

La obra de Reich sobre temas psicológicos es muy voluminosa, y sus dos obras Psicología de Masas del Fascismo y Análisis del Carácter, que entonces fueron una importante aportación, han pasado al olvido del público. En la actualidad, Wilhelm Reich es recordado y conocido por su orgón, y algo menos por los discutidos elementos generadores de vida que llamó “biones”. En las últimas décadas, y en lo que se refiere al orgón, sus efectos, su manipulación e hipótesis sobre su naturaleza, la información es abrumadora.

Orgón y su manipulación

Actualmente, de acuerdo a las modernas hipótesis de la física cuántica, se acepta la existencia de un éter, un océano de energía : la “Energía del Punto Cero”. El orgón quizás sería un aspecto más materializado de esa energía. Reich lo llamó así porque lo descubrió durante sus investigaciones en el ámbito de la sexualidad. Estudió a parejas en donde ambos llevaban pegados en la piel electrodos conectados a sensibles voltímetros registradores. Durante el orgasmo, el voltaje se disparaba, y él lo interpretaba como un efecto de una energía muy poderosa pero cualitativamente distinta al electromagnetismo, a la que llamó orgón (neologismo creado de la contracción de las palabras orgasmo y organismo). La capacidad de experimentar el orgasmo  la relacionaba con la carga orgónica (bioenergética) del cuerpo y la correcta circulación, sin bloqueos, de esa energía, dependiente de su estado de salud. Estas experiencias las hizo en Noruega poco antes de la Segunda Guerra Mundial, simultáneamente con su experimentación de biones. A pesar de ser éste un país con pocos prejuicios en materia sexual, estas pruebas desataron cierto escándalo y Reich tuvo que marcharse a Estados Unidos. Si tras su muerte algunos seguidores las han repetido con instrumentación mucho más sensible y precisa, no lo han divulgado.

Y es que las experiencias con orgón se pueden hacer con artefactos de sencilla construcción, por lo que se han multiplicado los experimentos con diversos inventos, que, aunque tienen como base el orgón, son tan variados que el mismo Reich se asombraría. Éstas se han polarizado en dos aspectos: acumuladores de orgón y “rompenubes”.

Acumuladores de orgón

Conocidos por el acrónimo ORAC -Orgone Acummulator-, son, en esencia, artefactos capaces de concentrar esta energía. Ante todo debemos distinguir entre dos clases de orgón: el positivo o vital y el negativo o mortífero; el primero vibrante y circulante, y el segundo quieto o estancado. Reich llamó a este último DOR -Deathly Orgone- y se manifiesta principalmente cuando el orgón vital entra en contacto con elementos radiactivos, algunos metales, y determinadas frecuencias electromagnéticas. Los artificios para manipular el orgón, acumuladores y rompenubes, son capaces de atraer a ambos, lo que requiere precauciones.

El acumulador de orgón original de Reich, ORAC,  es muy simple: una especie de armario con paredes formadas por varias capas de lana de acero intercaladas de fibra de vidrio, con una chapa interior de hierro y la exterior de madera. El orgón es atraído  hacia el interior, donde se concentra, produciéndose un ligero aumento de la temperatura, que se mantiene en contradicción con el “2º Principio de la Termodinámica”. También los electroscopios, en contra de lo esperado, tardan más en descargarse, y los contadores Geiger, para medir la radiactividad, también registran anomalías.

Numerosos ensayos efectuados en estos últimos años por médicos en EEUU -el equipo de DeMeo- y en Alemania -Wilhelm Reich Institut- asi como en la Universidad de Marburg en Alemania, han demostrado indiscutíblemente que el ORAC tiene una acción fisiológica en el ser humano, un efecto general vagotónico, sensación de calor en la superficie de la piel, aumento momentáneo de la temperatura corporal hasta 1º C -sin fiebre-, disminución de la tensión arterial y del ritmo cardíaco, respiración más profunda, aumento del peristaltismo intestinal, refuerzo del sistema inmunitario, etc… En las plantas se ha observado un incremento de la germinación de semillas y mejor rendimiento de cultivos con simientes tratadas en el ORAC.

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Acumulador de Energía Orgónica.

La energía orgónica y el cáncer

Reich sentaba en el interior de un acumulador de orgón a sus pacientes de cáncer, en sesiones de media a una hora, varias veces por semana, con lo que, según él, consiguió algunas remisiones, aunque el principal efecto era prolongar la vida de los pacientes, con una mejor calidad de la misma. Las pruebas con ratones enfermos de cáncer introducidos en pequeños acumuladores mostraron una significativa prolongación de su vida, pero no una remisión del tumor. Lo que parece seguro es que puede minimizar algunos efectos secundarios de la quimioterapia -no de la radioterapia, que desencadenaría un efecto DOR, el orgón mortífero-. De todos modos, médicos alemanes expertos en medicinas alternativas, aseguran que entre todos los tratamientos naturales contra el cáncer -sin quimio ni radioterapia-, el acumulador de orgón, con sus limitaciones, es lo que mejor resultado da. Después de una inevitable extirpación quirúrgica de la masa tumoral, la estancia en un ORAC, además de acelerar el restablecimiento, podría impedir el desarrollo de metástasis ocultas. DeMeo ha tratado algunos pacientes enviados por médicos, obteniendo resultados positivos en enfermedades tan diversas como herpes genital o artrosis.

Una modificación mucho más cómoda y transportable de los acumuladores es la manta orgónica, con dos o tres capas de fina lana de acero, -tipos 000 ó 0000- separadas por tela de lana o acrílico. Puede ser pequeña, de un metro cuadrado o menos, y cubrirse con ella mientras se está acostado. Como en los ORAC, no conviene hacerlo durante más de una hora. DeMeo, en su libro The Orgone Accumulator Handbook -el manual del acumulador de orgón-, proporciona detalladas instrucciones.

Reich creía que el orgón podía neutralizar la radiactividad. Para comprobarlo, diseñó en 1951 un experimento llamado ORANUR  (Orgone Anti-Nuclear Radiation) cuyo inesperado resultado fue el contrario a lo previsto. Un sólo miligramo de radio introducido en un potente acumulador orgónico generó efectos similares a la radiactividad en una distancia de más de 50 metros. Los contadores Geiger se dispararon y los asistentes sufrieron un síndrome similar a una exposición radiactiva. Se había liberado DOR, orgón mortífero. El área del “Orgonon” -el laboratorio de Reich en el Estado de Maine- quedó contaminada hasta una milla durante meses, y negras y densas nubes de DOR cubrieron la zona. Hubo que evacuar el laboratorio durante doce semanas. Para disgregar estas nubes y hacer habitable el laboratorio, ideó el cloudbuster, el cañón rompenubes, con el que consiguió eliminar el DOR.

Entre los años 1952 y 1956, en el Estado de Maine, durante una serie de operaciones con modelos más perfeccionados de ese artefacto -para acabar con sequías que afectaban a los agricultores de la zona-, consiguió copiosas lluvias en contra de las previsiones meteorológicas. Lo más espectacular fue una operación en Arizona, en donde, a finales de 1954 y después de años de sequía, consiguió incrementar la humedad y reverdecer montes áridos. El éxito puede considerarse excesivo, porque el 13 de enero de 1955 se produjeron precipitaciones torrenciales que obligaron a cerrar el aeropuerto de Tucson, algo que nunca había ocurrido, y menos en enero.

Cloudbuster o rompenubes.

James DeMeo se interesó por la obra de Reich desde niño, cuando murió de cáncer un tío muy querido. En 1979 se doctoró con la tesis “Análisis preliminar de los cambios del tiempo en Kansas coincidiendo con operaciones experimentales con un rompenubes de Reich”. La aceptación de la tesis por la Universidad de Kansas, Departamento de Geografía y Meteorología, en Lawrence, representa el primer reconocimiento académico de las teorías de Reich. Siguiendo rigurosos controles meteorológicos, DeMeo ha efectuado numerosas operaciones para atraer lluvia con éxito en diversos Estados de EEUU.  En Israel, en 1991 y 1992, a petición del gobierno y de una fundación privada, sus intervenciones con cloudbuster acabaron con dos años de pertinaz sequía que habían agotado las reservas de agua. Antes, en 1990, había operado en la región este del subsahariano Sahel, y en Eritrea, logrando reverdecer tierras desérticas. Copiosas precipitaciones aumentaron tan notablemente el caudal del Nilo, que el lago Nasser llegó a su nivel más alto y, por primera vez, la presa de Assuan tuvo que desaguar por los vertederos. Una parte del líquido sobrante se escapó por un valle lateral y formó nuevos lagos, que se observan perfectamente en una foto de satélite. Otra operación se desarrolló en Namibia, en 1993, a petición del gobierno de este país, consiguiendo provocar lluvias que acabaron con extremas sequías. Además del equipo de DeMeo, había observadores científicos de EEUU, de Alemania y personal del gobierno, que fueron testigos de todo ello.

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W. Reich manejando el “rompenubes” o cloud-buster.

DeMeo advierte muy seriamente del peligro de operaciones descontroladas con los rompenubes y por personas sin ninguna formación en la manipulación de esas energías. Se ha comprobado que en algunos casos, por una sobrecarga orgónica, han provocado sequías y en otros tormentas con gran aparato eléctrico y víctimas mortales por rayos. Además el operador puede sufrir dramáticos colapsos.  Reich también informó que en ocasiones, en las cercanías de los rompenubes, pueden manifestarse anomalías gravitatorias y distorsión del tiempo, relojes que se adelantan o atrasan inexplicablemente.

James Constable también hace advertencias parecidas. Para evitar riesgos a los operadores, los rompenubes de DeMeo se manejan con un mando a distancia. Pero además, DeMeo está muy preocupado por la proliferación de un nuevo tipo de aparatos, que pasa de llamarse cloudbuster a chembuster, pues su objetivo es eliminar unas extrañas nubes supuestamente nocivas llamadas chemtrails.

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       El Dr. en Física  estadounidense James De Meo con su cloudbuster.